jueves, 6 de mayo de 2010

El hada de fuego. Cuento. Keops Guerrero. de la obra "Breves cuentos de libertad".


El hada de fuego

Cuando regresó del círculo de la inconsciencia, cayó en cuenta que todo a su alrededor tenía un movimiento diferente, el plano físico al que había regresado era lento y pesado, tal como las grandes certezas o las grandes verdades, así era esa gran realidad, llena de gravidez pero también de mucha claridad. Los colores estaban perfectamente separados y definidos, los sonidos acompañaban a sus emisores, y aunque no se le podía ver, si lo podía sentir, algunos eran más agradables que otros; sin embargo la cuestión de la pesadez era algo a lo que León no estaba acostumbrado, siempre desplegaba sus alas y expandía sus extremidades para poder volar y viajar de un tono a otro, de un color a una canción, de repente no se sentía tan libre, sabía que algo lo ataba pero no podía explicar que, por lo que se dedicó a buscar respuestas en esta nueva dimensión. Pasaron días, semanas, meses y años hasta que un buen día, el día menos pensado, pero sin embargo el más adecuado observó algo que corría entre los muros de aquella casa en el campo, al principio era como una bala oscura, no lo podía percibir del todo, pero cuando se acercó aquello tan pequeño a la lámpara de luz descubrió con gran asombro que se trataba de un dragón de fuego. No lo podía creer, hacía tanto tiempo que no veía a uno, y además en su otro mundo eran enormes, colosales, imponentes y temidos, aquí eran escurridizos y parecían tener miedo, pero no era así, simplemente eran precavidos y no querían causar el más mínimo terror o susto en ese mundo.
León sabía que los dragones de fuego eran grandes sabios y sabedores de certezas, y que podías preguntarles casi cualquier cosa y ellos lo responderían sin prisas, porque es del gusto de estos observar y comentar, pero acercarse a ellos y convencerlos no era fácil, tenía que darles a cambio un regalo, pero aún antes de ofrecerlo, había que hacer la extenuante labor de hacer que aceptaran.
León lo intentó de muchas maneras y no conseguía acertar, huían de él o simplemente eran indiferentes a sus súplicas, entonces, un atardecer se le ocurrió a León atraerlos de una manera muy sencilla, cogió una bombilla de color fluorescente y la encendió en la esquina de una habitación inundada de olor a copal y comenzó además a tocar su palo de agua para armonizar el ambiente y puso al centro de la habitación un flor amarilla con aguamiel en su centro. Dos dragones llegaron al poco tiempo y comenzaron a danzar alrededor de esa luz incandescente, bailaron y bailaron hasta que uno de ellos se acercó lentamente a beber de la flor amarilla y sin mirar a León le dijo – Sé lo que quieres, lo que realmente deseas es lo que todo ser vivo en este universo anhela. Libertad- León se quedó mudo, no pronunció ni una sola letra y escuchó – Pocos pueden ser libres porque no saben lo que la Libertad es, no entienden, no comprenden. De los que llegan a saberlo, solo unos pocos tienen el valor de verle a la cara y solo unos cuantos tienen el valor de tomarle del brazo y emprender su camino a su lado porque con ella, con la libertad, el camino se hace más difícil, se llena de conflictos y de enfrentamientos. Sin embargo, a la libertad se le puede tocar tan solo por un instante y ser pleno solo en ese momento, a eso se le llama “suspenderse”- el dragón sacó algo que tenía guardado bajo su cola y prosiguió – Esto es una chispa de fuego, haz de danzar por las noches de luna menguante con ella formando círculos, balanceándote, columpiándote, iniciando y cerrando ciclos, y mientras la luz del fuego ritual dure, sin ningún pensamiento, sin ninguna pretensión, podrás ser libre…Tú y los que te observen, el fuego tiene la dualidad de destruir y de reconfortar, danzando liberarás y reconfortarás tu cuerpo interno- El dragón se disolvió entre las sombras y desapareció.
KEOPS GUERRERO
"De la obra "Breves cuentos de libertad", cuento inspirado en una danza con fuego y creado para públicos en condiciones de cautiverio".

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