lunes, 22 de noviembre de 2010

Bailar contra el hambre. Ensayo. Keops Guerrero. Barcelona, España. Noviembre 2010.

Bailar contra el hambre
Desde antes de nacer tenemos necesidades, la primera de ellas es quizá alimentarnos, al movernos, requerimos grandes cantidades de energía para poder seguir un flujo constante. Como formas de vida orgánica, subsistimos al alimentamos de organismos vivos como nosotros; semillas, plantas, animales. Hay teorías que dicen que podemos alimentarnos incluso de la energía dispuesta alrededor nuestro. Lo cierto es que de no alimentarnos, nos vamos comiendo a nosotros mismos, es decir, nuestro cuerpo comienza a tomar reservas de donde puede debilitándonos poco a poco. Por otro lado si no nos alimentamos correctamente, tampoco enviamos a las células de nuestro cuerpo el material necesario para el buen desarrollo y por ende funcionamiento de cada parte de nuestro cuerpo, desde los órganos, hasta los huesos, por lo que funcionamos a medias, o tan solo algunas partes de nuestro ser.


En un punto de este proceso el cerebro se torna frágil, el entendimiento se nubla y la consciencia se haya perdida en los confines de lo infinito. Sin lugar a dudas es un estado de extrema vulnerabilidad para el ser humano; a diferencia de otras especias vivas en nuestro mundo, en este nuestro tercer planeta azul, poseemos el cerebro como forma de subsistencia y sobrevivencia, es solo el ingenio y el instinto lo que nos ha permitido erigirnos por sobre otras especies orgánicas, al menos las hasta ahora conocidas. De no desarrollar nuestras capacidades motoras estamos totalmente expuestos.

Si el problema incidiera en protegerse del ataque de un depredador más poderoso para evitar ser comidos, estaríamos dentro de un ciclo normal de vida, lo terriblemente cierto es que nosotros mismos practicamos el canibalismo. Nuestro canibalismo contemporáneo consiste en tragarnos a bocados completos los sueños, aspiraciones, deseos, pero sobre todo la consciencia de los otros, los que están en el punto del limbo, los mal alimentados, los que no pueden discernir, los que asumen ser los que otros dicen, los que no tienen aspiraciones y mucho menos oportunidades, aquellos que tienen arraigados en la psique ideologías, costumbres y falsos dioses que solo destruyen la autoestima y libre albedrío de las personas.


La fuerza de trabajo de millones niños, hombres y mujeres en el mundo es consumida por unos cuantos que se enriquecen a costa de la poca energía e ignorancia que genera la pobreza en un gran porcentaje del planeta, pero incluso en los países más desarrollados, la mala alimentación ha hecho estragos terribles en la salud de sus ciudadanos. La falta de alimentos y la mala nutrición son al final una línea bifurcada que compartimos muchos seres humanos en la actualidad.

Pese a este cuadro tan revelador y desolado, también hay algo que se comparte con las comunidades más recónditas de esta isla espacial. La danza. Ya sea para comunicarnos con las entidades, ya sea para regocijarnos, como un evento social, o por el simple gusto de liberarnos a través del movimiento, todos danzamos.



Gracias a la iniciativa humana de la danza terapeuta y bailarina Federica Sestu, este 23 de diciembre del 2010, finalizando una década, llevaremos a cabo el proyecto “Bailar contra el hambre”, en el que artistas de diversas áreas, participaremos de forma altruista para lanzar un mensaje de desaprobación contra el hambre, en este caso para la recaudación de fondos que irán de manera íntegra al campo de refugiados de Mae Sot en Birmania, a través de las ong’s Colabora Birmania www.colaborabirmania.org y Moving Peace www.movingpeace.org.

Solo con erradicar el hambre en el mundo comenzaremos a abrir la puerta a la consciencia, de lo contrario seguiremos condenados a vagar en las sombras.
KEOPS GUERRERO