Algunas veces, después de correr tanto de un lado para el otro, de librar batallas continuas contra el y los egos, de unir mundos, separar continentes, conjurar con el cuerpo, hablar con el espíritu, apagar huracanes de fuego, contemplar algún abismo marino, liberarme de algún inorgánico impertinente y tomar aliento, me detengo a pensar y a estar, es entonces cuando la luz, al exponer mi reflejo, me recuerda que no hay casualidades, pero que al mismo tiempo nada tiene sentido...
KEOPS GUERRERO.
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